El apóstol Santiago le dijo: “Anda y la riqueza será vuestra”.
Pedro, presuroso, cruzó al Nuevo Mundo.
Ya en el cerro Huelén, el joven conquistador, observó la ciudad y pensó:
“La Concertación y la Oposición harán de ésta, una hermosa y armónica ciudad”.
Borró luego esta imagen, descendió cabalgando y entre las calles de cemento, siguió batallando contra los araucanos.
Ahora, allá, arriba, desde los cielos, Valdivia inculpa al apóstol por el mal sueño y la ocurrencia de hacerlo venir a Chile. El apóstol, protector guerrero, sólo sonreía y más tarde, visitaba maliciosamente la mente del creador del Transantiago.
Claudio Alvarado Velásquez
Concurso: “Santiago en 100 palabras”
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