Con el rostro rojo revisé románticos y reveladores recuerdos resguardados religiosamente. Raudo razoné, a ratos, de ridículos y rudimentarios rituales que rara vez realicé y que renegaban la realidad de mi ser. Rogaba, rezaba, pero las remembranzas retenidas retomaban su rareza. Repentinamente regresé a revisar los rumores registrados en la Red y ello, renovó lo que retenía recientemente en la retina. Luego recapacité pues reconocí, riéndome, que mi rol representaba, en realidad, la de relatar con r.
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